MANIFIESTO CARIBE POP

Caribe es ser y estar. Es la catástrofe y la calamidad, el insostenible azar, soportar la realidad y gozarla hasta su molécula última. La línea azul constante como promesa de querer salir del país que te toca porque es corrupto y corrompe. Es un lugar menor, sometido, que somete, porque en el fondo eres lo estúpido de la resulta, el subordinado a lo inesperado, la desdicha, la dicha malversada y reverso de la postal o bien la cara fea del selfie.

La ricura, el todo incluido, lo atroz. Adictos al arroz, al grano y al cerdo y al perico. Condenados a contar cada centavo.

Caribeser. Durar en una forma. Sobrevivir atado a lo inusitado, a lo importado, a lo externo, a lo exógeno. También a lo propio, a lo ocultista, a lo oscuro. Ser Caribe. Ser dejado en visto. No es coincidencia que los masones tengan tanto poder, que los rosacruces, que los Opus Dei, que los Yoruba, que los narcos, que los evangélicos, que los revolucionarios convertidos tengan tanto poder.

Caribeser es experimentar la desdicha desde el beneficio de olvidar, la ventaja de no pertenecer. De no tener memoria. De aullar y ayunar. Travestirse en mil fantasías irrealizables. Aprender el difícil. Constante transformance. Ver en la televisión lo que nunca vas a tener. Despertar al otro lado de las pesadillas del sueño del Norte. Ser la máscara que danza y da la bienvenida a los que visitan el paraíso de las islas flotantes.

Caribe es saber que tu primo debe centavos y que en eso se le va la vida, que ahí está el gordo del oro y el burdel al que no quieres volver. Malas noches. Bailas y no bailas. Pato y gallareta peso mata papeleta en una extraña simbiosis de tiempo, convención y cataclismo. Ser Caribe es entender el futuro a plazos.

Caribe es ir y venir sin moverte del mismo lugar. Es llorar todas las noches hasta que te duelan las raíces. Querer ser la versión mejor del celuloide. Entender el valor de lo deforme. Es una moral judeo-cristiana que te puedes robar de cualquier casa. Se trata del fulminante hecho de resistir la etiqueta de parásito.

Caribeser es la contrapropuesta a los académicos que proclaman una América Latina que late fuerte por su inusitado comportamiento. Caribe siempre incomprensible, traducido desde mil códices rescatados de la ceniza, la sangre, el azúcar y el maíz. Caribe obliterado de millones de memorias. La prole del maltrato y siempre cercanos al sacrificio, al altruismo, al rito, al dolor y al peligro.

Caribe es rebuscarse y brillar, esperar que el azar brinde un fruto, conseguir dólares o dar el palo verde, hacer el mercado, mantener a la mai en sus altares que es lo sagrado. Caribestar. El padre siempre detrás de la máscara gestando los conceptos machomask y maskulinity. Vivir el abandono paterno y a un tiempo escribir la fake enciclopedia de un paternalismo candente. Ser Caribe. Carecer de sustento, sobrevolar las malas opciones y elegir la lectura como escape a todo. Nacer esperando una visa. Ser Caribe es ser experto en trámites migratorios. Ser Caribe es poner música, olvidar los malos momentos, abortos, agresiones, maltratos, puñaladas. La clave es mirar vertical el horizonte y pestañar solo un momento.

Caribe es batir el amargo cacao de los hechos. Luchar conscientes de son otros los que reparten el bacalao. Ser lacra en el firmamento. Reinventar el castellano, cortar palabras, alargar las eles, tragarse las eses. Ser Caribe es traquetear en un idioma inventado en la cárcel. Ser Caribe es ser resumen, es aprender a disfrutar el masoquismo del fracaso, administrar como nadie el gusto en dosis moderadas. Caribe es ser amor en nuestra era. Es exagerar el uso de anglicismos, porque desbordamos nuestra propia lengua y nos quedamos cortos, rebajados en la ecuación dominatio- /+resistance=negotiator. Soñar con el sol tropical en NY a -15° grados, usar el sistema métrico al ojo y no el sistema imperial, asumir nuestra impertinente fe como clave para la vida.

Jugar a la Lotería como solución a la pobreza, ser marginado y marginal, aceptar las telenovelas como sistema formativo. Creemos en un color que nos viene desde la furia de los machetes brillando en los callejones. Ese sonido salvaje que es a la vez llamado de amor y guerra. No nos olvidamos que esos machetes que cortaron caña también deformaron una juventud de sindicatos y posibilidades. Los machetes fueron cambiados por glocks y eso lo aceptamos. Como sin vergüenza admitimos que somos hijos, hijas de un conflicto y un tráfico que nos engloba. No nos da miedo admitir que nuestro color es el verde chatré, el turquesa y el rosa pastel. Camisas abiertas desde Jamaica hasta Miami Vice. Caribe es ser deriva, ser Pasaje de ida, ser golfo y continente.

Empieza nuestro ritual de iniciación. Nacimos tiznados, retratamos el narco estado y la eterna tormenta. Caribesomos. Nuestro arte es un mashup-remix. Elegimos la remezcla, la reciprocidad y la mutua retroalimentación. Nuestro sueño y objetivo es componer un nuevo abecedario. Los de meteorología utilizarán nuestros jeroglíficos para nombrar huracanes en las temporadas más bravas. Niños y niñas utilizarán nuestras composiciones para pelear, armar, jugar y enamorarse. Compartimos la fiel creencia de que el huracán nos hace vivir en la duda y exponenciar el valor de la pregunta. Nuestra maldita inocencia tropical nos persuade porque somos Caribe y el arrastre se va a enamorar de nosotros. Somos Caribe. Somos Caribe POP.